El presidente de la Federación de Estudiantes de la PUCV, Jorge Rauld, escribió una carta respondiendo a su rector, criticando su opción de restarse de la gratuidad. Lo que ignora Rauld es que cada vez somos más los estudiantes que compartimos la posición de nuestro rector en el sentido de no vender al estado ni la autonomía ni la calidad académica de nuestra universidad.

No compartimos la postura de limitar la autonomía universitaria al exigir el sometimiento de la PUCV a un sistema único y nacional de educación. Tampoco compartimos la exigencia de adoptar el cogobierno en la estructura orgánica de la universidad para poder optar a financiamiento estatal. Lo que olvida Rauld es que tales recursos son de los estudiantes que lo necesitan para poder estudiar y no para comprar a través del estado una determinada visión única de universidad.

Tampoco compartimos la limitación de la calidad académica que produciría el cambiar el financiamiento de la demanda, propio de las becas, por el financiamiento de la oferta, propio de la gratuidad. Rauld argumenta que esto eliminaría en la educación la competencia propia de la lógica de mercado. Sin embargo, cada vez somos más los que valoramos y defendemos la sana competencia entre universidades por entregar los mejores niveles de docencia, extensión e investigación.

Pero por sobre todo rechazamos el financiamiento de la oferta porque creemos que el foco de toda política pública debe estar en las personas y no en las instituciones. El financiamiento debe apuntar a que cada estudiante que lo necesite pueda escoger libremente la universidad donde formarse. No puede haber peor error que proponer que el financiamiento deba ir, en vez de a los estudiantes, a las universidades que sean del gusto de aquellos que gobiernan este país.

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